miércoles, 26 de octubre de 2016

"Hermanas"

 
  
   El miércoles pasado la primavera se vistió de otoño para estar a tono con la pena que inundó las plazas argentinas donde millones de mujeres, vestidas de negro, nos protegíamos de la inclemencia del tiempo con paraguas de todos los colores. Lloraba el cielo con nosotras tan unidas por una pesadilla que se repite sin miras de tener fin: el femicidio.
   Una argentina es asesinada cada treinta horas y ya hay más de dos millones de niños huérfanos de madre por culpa de brutales asesinatos reiterados que no parecen preocupar demasiado a la justicia ni siquiera a las más altas esferas gubernamentales. Desde luego, ya sabemos que esta oleada de machismo se fue gestando durante siglos,  no sin nuestra ayuda, hasta instalarse en el inconsciente colectivo femenino como algo que, simplemente, ¡sucede!. Pero las sociedades necesitan comenzar a revisar sus enfermedades. Todavía es común escuchar decir que hace falta admirar a un hombre para casarse con Él y nadie se sorprende de la existencia de partidos políticos enemigos de la mujer como lo es la Unión Cívica Radical, en Argentina, donde  grande mujeres como Florentina Gómez Miranda sólo fue reconocida después de muerta  y los mejores cuadros femeninos son obligados a retirarse como fue el caso de Elisa Carrió que no fue la excepción. Como si esto fuera poco, hay clubes "selectos" a los cuales la mujer sólo puede acceder como "esposa de" y al enviudar ella también deja de existir en los archivos de la institución y debe tener muchos contactos, o mucha suerte, para continuar como miembro en calidad de "madre de" (un hijo varón). Todo esto sin olvidar que para acceder a puestos de liderazgo una mujer debe ser cien veces más capaz que un hombre y, una vez en ellos, necesita ser mucha mujer para enfrentar a la horda de caníbales que la atacarán desde la oscuridad.
   Por regla general, la intelectual es resistida por el hombre mediocre y en eso está muy bien acompañado por la sociedad que es nuestra primera madre y no siempre la mejor. En este marco de tantas desventajas, la mujer se hizo muchas trampas como en el caso de su  aparente distracción con respecto a las amantes del marido de quienes es capaz de decir con cara de póker:
   -"Ellas con las capillitas. Yo soy la catedral". (De barro por supuesto)
   No son pocas las que  se inclinan por  otras pamplinas suponiendo que siendo objetos decorativos se hacen un gran favor cuando lo que consiguen es ganarse la subestimación más demoledora que pueda soportar una mujer: la de sus hijos. Cuando ellos toman partido por el padre y eligen vivir con Él, en un juicio de divorcio, no siempre es porque el señor tiene mucho dinero. La mayoría de las veces este es el final anunciado de una madre devaluada frente a sus hijos después de haberles repetido hasta el cansancio:
   -"Cuando llegue papá le cuento todo y ¡ya van a ver!" Como si Ella careciera de autoridad y capacidad para educar a sus niños.
  
Y acá estamos. Comentando una nueva marcha de #Ni Una Menos no sin  aclarar que esta última me ha servido para comprobar que hemos aprendido a ser solidarias con nuestras heridas del cuerpo y del alma. Al fin podemos sentirnos hermanas para marchar juntas tan emocionadas, y fortalecidas, como nunca. No nos dio vergüenza vestirnos de negro ni pudo detenernos el mal tiempo porque ahora sí comprendemos  que, guardianas de la vida, tenemos la más grande responsabilidad que ser alguno pueda tener en cualquier planeta.
   Ciertamente, todavía nos falta mucho: necesitamos urgente ser más generosas en nuestros elogios y opiniones entre nosotras. No hay que temer a los malos entendidos cuando se trata de comentar con alegría el talento, la belleza o el éxito de una mujer. Nosotras, muy queridas mías, somos una hermandad gigante que sería la más poderosa de la tierra si nos acompañáramos en todos los aspectos de la vida quiero decir, como colegas, vecinas, compatriotas, compañeras de ideales y ciudadanas del mundo. (Aristófanes ya trató de explicarlo ¿Se acuerdan de "Lisístrata"?).
   Es bueno competir en los negocios, y en el deporte, sin olvidar que en la vida todos somos UNO con una diminuta, fraternal y amorosa aclaración a mis hermanos: la Humanidad es FEMENINA y sólo por esa razón aguanta tanto y será capaz de salvarse de sí misma.