martes, 1 de noviembre de 2016

"Una Señora Mayor"

                 La vejez es cosa de jóvenes


   El dormitorio todavía está en sombras. Los pájaros la despiertan cantando sus ganas de vivir ¿Ya serán las ocho? No. Sucede que ya estamos coqueteando con el verano y el sol se atreve a dejarse ver con cierta premura. Recién son las cinco de la mañana pero Febo asoma y Sofía también porque ha dormido como pocas veces escuchando comentar a Alejandro Fantino que le teme demasiado a la muerte.
   -"Pero yo no - pensó Sofía apagando el televisor- Soy menos que la cabeza de un alfiler en el universo y si, como alma viviente, soy "algo grande"... es posible que en un futuro yo tenga otros destinos, o tal vez nuevas rutas que descubrir en el universo. De cualquier manera, si no hay novedades después de esta vida ni siquiera voy a enterarme porque, en tal caso, yo también seré NADA así que... tranquila". 
   El miedo que acosa  al conductor de "Animales Sueltos" le hizo clic en el corazón y se le dio por pensar entre sueños que cuando uno es, o se siente, importante no es descabellado preguntarse para qué se logró tanto si el día menos pensado dejamos de ser lindos y famosos por la sencilla razón de  haber llegado a la fecha de vencimiento. Qué ilusa y tramposa es la importancia que simula darnos la fama, la riqueza y el poder. Pensando en el periodista estrella, y la muerte, Sofía terminó en los brazos de Morfeo hasta hace unos minutos.
   La cocina ya ofrece claridad suficiente como para que la  madrugadora cumpla con los rituales de cada amanecer. En tanto disfruta de sus "matitos" prepara la lista de las compras  sin olvidar de quitarle a la solapa de su agenda las boletas que es urgente pagar y, casi sin pensarlo, se prepara para terminar de despertarse bajo la ducha. Hoy martes le hace pito catalán a la hora de gimnasia habitual porque  es día de la bicicleta que deberá esperar hasta la tarde. Para los búhos como ella, que tardan bastante para poner su cerebro en marcha, el agua es el verdadero despertador. Sofía agradece siempre tenerla tan tibia y generosa con sólo girar una llave así como también bendice la suerte de no necesitar ayuda para seguir en carrera por el sendero del tiempo.
   Ya son casi las siete de la mañana. La tranquilidad todavía es reina en el mundo de Sofía donde ella parece un fantasma trasnochado que se desliza sin gracia con el camisón largo que lleva esta mañana pero, es así como sale a su terraza para saludar al nuevo día y sentarse a meditar. El búho ya es  alondra y vuela alto. Nada la detiene dentro de la deliciosa levedad del cielo ¡Qué libertad! Su cerebro opera en segundo plano y su mente toma el control de su realidad celeste. Nada por aquí; nada por allá y todo a sus pies. Qué maravillosa es la dualidad del Ser. Lo visible y lo invisible formaron una fantástica sociedad donde las partes se han comprometido a funcionar como un equipo perfecto para complementarse y operar. Otra vez ¡GRACIAS!
   Cerca de las ocho Sofía ya está predispuesta para comenzar a garabatear la próxima publicación en su blog ¿Por dónde andarán los anteojos? Comienza la eterna búsqueda.
   Aunque pueda parecer obvio, a las diez Sofía acaba de llegar a la feria de la plaza para comprar un regalo de cumpleaños. Ella suele regalar plantas, libros o música y en este caso será un helecho plumoso progresista o, para mejor decirlo, con gran futuro. Cuando termina sus diligencias callejeras ya ha saludado a unos cuantos no sin decir una sarta de lugares comunes. Al pasar por la verdulería tiene antojo de frutillas, fresas en español, y es entonces cuando encuentra al vendedor cantándole a su niña "Abuelita dime Sí". La septuagenaria clienta  se suma al juego dándose por aludida:
   -Tarde, querido, hay otro antes que usted.
   -Pero el muy estúpido no aporta por aquí.
   -Nada es lo que parece.
   -Bueno... pero mientras tanto...
   -Mientras tanto marche un kilo de berenjenas.
 
Es casi el mediodía cuando la señora mayor está de vuelta a su  mínimo universo donde el teléfono está llamando con insistencia y -a que no saben- ¡es Él! y, para que lo sepan, abuelita dijo sí porque, así cumpla cien años terrestres, su alma es siempre recién nacida para la aventura y hay llama azul para rato en su corazón que vive entregándose a todos los amores con la misma facilidad que tiene  para guardarse, y protegerse, cuando al desamor se le ocurre hacerle una visita.
  

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