viernes, 18 de diciembre de 2015

"¿Tiempo Propio?"

El asiento del tiempo propio vacío.
    Reflotar la idea de que "recordar es vivir" nos lleva a pensar en los adultos mayores que tanto respeto tienen por lo vivido y, que si se dieron el lujo de hacerlo intensamente, en sus últimos años son expertos en transmutar el presente por el pasado al olvidarse de lo inmediato cuando la actualidad ha dejado de resultarles novedosa. Llega un momento en la vida en el cual hasta los sabores se vuelven prescindibles. Rituales siempre remozados, como los de comer en familia, dejan de ser tan placenteros como el de perderse en la lejanía donde  la infancia les sale de nuevo al encuentro con detalles bellísimos que parecían olvidados pero no: ahí está la imagen de los padres colocada otra vez en un lugar de privilegio de la morada interior como si antes de la partida fuera contundente el mandato ancestral de ordenar la biblioteca genética mientras tanto bien les hace recordar porque hacerlo es revivir. Recordar, codificarlo todo, es la tarea más importante en la vida de quien ha tratado de ser humano en este planeta claro que, para realizarla, se necesita ser pudiente porque hay que disponer de tiempo propio al que no todos sabemos acceder.
   Lo que con tanta ligereza llamamos "tiempo libre" es un regalo del cielo recibido, muchas veces, como una herencia maldita causante de tragedias innumerables ya que semejante obsequio asusta al  desprovisto de solvencia interior por tratarse el tiempo libre de una dimensiaón en la cual lo material no tiene lugar. Ni dinero, ni amigos, ni sexo, ni tecnología... apenas si la sombra de nuestra presencia física puede abordarla de modo que el ocio no es para carenciados cósmicos. Esos pobres son los que necesitan cumplir horarios para no sentirse fuera de sí mismos y, tan cosificados, hasta llegan a creer en la necesidad de "cargar las pilas" por sentirse "aparatos" de un entorno o "productos" de una época o de cualquier escaparate donde su persona es apenas una insinuación. Aquello de creerse "fuera de serie" es la formal aceptación de ser objetos o "algo así" y es así como la gente se va olvidando de sentirse vibrante -o viviente- y si alguna vez le toca experimentarlo se la encuentra desprevenida:
   -¿Seré yo este pájaro tanto tiempo ausente que hoy, para mí, es un vulgar desconocido?
   -¿O acaso esta alondra libertaria que había sabido beberse sin permiso mío nada menos que mis días? El carenciado de tiempo propio es eterno amante de los números y tanto, que es incansable en la tarea de contabilizarlo todo incluyendo sus horas. En el balance habitual las suma o las resta pero ni en sueños se le ocurriría nutrirse con ellas.
   Quién sabe en qué momento de nuestra involución los humanos hemos perdido el dato de que el tiempo es un obsequio o, si se prefiere, un merecimiento. Tal vez por ocuparnos solamente en actividades lucrativas se nos olvidó el dato de que  nuestros días son relucientes monedas de sol, o de vida, con las que podemos conseguir verdadera fortuna personal en lo referente a energía, salud y disfrute en el trabajo por concretar nuestros sueños y cultivar nuestros dones. Creyendo que el tiempo es una llamarada que lo consume todo, la más humillante de las rendiciones consiste en entregarle nuestra vida como combustible y, sin embargo, eso es lo que hacemos con frecuencia viviéndola a toda velocidad. Mientras que el apuro la consume -por su cuenta- no nos permitimos el derecho de disfrutarla.
  
Nuestra niña/o todavía es un ángel.
  Desde la más temprana edad se nos enseña a tener cosas pero no a tener tiempo. Seríamos capaces de arriesgar nuestra integridad física para defender "lo que tenemos" pero no hacemos lo mismo para defender lo verdaderamente propio que es nuestro capital estelar resumido en nuestros días. Si no los valoramos en ese afán de querer "hacer cosas", que muy poco tienen que ver con la vida personal, rescatemos a nuestro niño interno. Él sigue estando en excelentes relaciones con el infinito y, aunque no lo creas, lo único que quiere es ser "per sonare": para sonar, ¡para vibrar!  En resumidas cuentas eso es lo que significa ser "persona".

viernes, 11 de diciembre de 2015

"Elecciones"

Lo mejor de esta vida es gratis. Uno no puede conseguir en una tienda juventud, genialidad, belleza, talento, salud, amor o amistad... lástima que, muchas veces, por obra de nuestras elecciones lo que es natural -y regalado- termina siendo poco menos que una quimera pero a todo esto ¿qué son nuestras elecciones? las llamamos personales aunque la mayoría de las veces sean inconscientes o involuntarias por ser inducidas. No por nada hay familias de solteros, de divorciados, de triunfadores y fracasados en todas partes. Nuestra vanidad, sin embargo, nos lleva a suponer que hacemos lo que se nos antoja lo cual bien podría ser cierto sólo que, como también son gratuitas las diferentes programaciones que cargamos como la psíquica, la genética y la cultural, los decretos habidos y por haber que cumplimos queriendo, y sin querer, son tan innumerables  como culpables de que mil veces nos preguntemos por qué razón  hemos llegado a un lugar al que intencionalmente ni siquiera nos hubiésemos acercado y... ¿entonces qué pasó? ¿Somos autómatas, estúpidos o títeres? No. Nada de eso. Simplemente, muchas veces elegimos mal porque dejamos que lo hagan nuestras emociones cuando hay elecciones, decisiones, que deben ser monitoreadas por la razón.

   En cierta oportunidad, acompañé a una amiga a la seccional de policía para rescatar a su hijo adolescente que había cometido un pequeño ilícito. De regreso a casa, llorando, comenzó a preparar revuelto gramajo que al chico le encantaba y escuché este diálogo desopilante entre mi amiga y su esposo:
   -¿Es un delincuente y lo premias?
   -Si su madre lo abandona qué puede esperar de los demás.
   Razonamientos de este tenor son generadores de gran parte de nuestras decisiones de las cuales ninguna es más importante que otra porque cada una de ellas, por muy insignificante que sea, es generadora de la siguiente. Aún sabiendo que en toda batalla entre la emoción y el pensamiento la emoción gana -por lejos-  estamos siempre expuestos al error por el habito de darle la delantera a la inteligencia emocional y no a la racional. ¡Pero cómo! ¿No era que en el corazón está el genio porque es el órgano más íntimamente ligado al infinito? Si. Claro. Por supuesto... pero hay un campo de acción para él y otro para la razón. El arte y los afectos son territorios del corazón mientras que el comercio y la ciencia son zonas donde el cerebro es rey aunque falta agregar algo importante:  la condición humana es falible y ése es el margen de error que se puede encontrar tanto en el pecho como en la cabeza pero a no desesperar porque falta el recurso infalible: el guiño de  la intuición. Si lo aceptamos estamos a salvo y en caso contrario tampoco  hay de qué preocuparse  demasiado, ni por qué sentirse culpable, porque las llamadas elecciones personales son todas muy buenas desde que, entre todos los seres de esta dimensión, somos los únicos que tenemos el regalo más formidable que haya podido darnos la evolución:  el de poder revisar, corregir, cambiar, descartar, y hasta de volver a empezar. ¡Qué suerte! ¡Cambiemos!.

viernes, 4 de diciembre de 2015

"Amigas"

   Una norteña muy joven, sola, pobre, fea..., no tiene las puertas abiertas de par en par en una ciudad como Buenos Aires pero, siempre aparece la amiga providencial que hace las veces de hermana mayor y esto fue Mary para Rosalía, una Tucumana desconcertada con los códigos de una gran ciudad empecinada en desconocerla y, sobre todo, descolocarla. Como lo único real es el cambio, las aspiraciones de Rosalía se fueron concretando y su cariño por Mary se hizo incondicional. ¿Qué habrá sido lo que no compartieron aquellas dos guerreras inseparables? Si hasta coincidieron en la ocurrencia de estudiar periodismo para después abandonarlo porque ellas eran así de ocurrentes y cambiantes. Vivían riéndose del mundo que insistía en dejar sin piolín a sus ansias de volar alto y lejos pero no importaba: ellas eran antimisiles... hasta que aparecieron ellos.
   Con cuánta ilusión se casaron cuando creyeron haber encontrado EL AMOR. De pronto, sin haberlo buscado, sintieron que no sólo Buenos Aires... el universo entero les ofrecía todo lo que, no sé por qué, se espera de la vida a través de un hombre. Si bien ninguna de las dos olvidó que la independencia es económica, y continuaron generando sus propios ingresos, aún les faltaba aprender una gran lección: la libertad no está relacionada con el dinero porque está en la capacidad de vuelo de cada persona. Libertad personal significa mantener y conservar nuestras alas que son nuestros sentimientos, creencias, principios, patrones culturales, ideas, proyectos, vocación, sueños... En un principio el recorte de alas puede ser apenas perceptible pero pronto se hace notar si lo queremos ver. La mismísima noche de bodas, antes de llevarla a la cama en sus brazos, a Mary su amado la tomó bien fuerte entre sus brazos para decirle en tono militar:
   -Bueno mi amor: tu madre, la mía; tu familia, mi familia y todos los demás pero, a partir de este momento, sólo somos vos y yo.
   -¡Perfecto! Era justamente lo que esa novia pretendía esa noche ¡pero no toda la vida! Cuando Mary pudo advertir que estaba alejada de "su gente" por obra y gracia de su señor marido... ya fue tarde. Sólo de Rosalía el gran simulador no había logrado separarla  -hasta ese momento- debido a que su hermana del corazón iba siempre un paso adelante de él defendiendo la hermandad que las unía lo cual no pudo  impedir que la relación entre ellas les costara cada día más porque no faltaba el consabido:
   -Esa es idea de Rosalía.
   -Cosas de tu amiga ¿verdad?
   -Ya te metió en la cabeza.... 
   ¡Nada que ver! pero llegó el momento en el que las amigas se visitaban sin que el jefe de Mary no lo supiera porque "¡hacía escenas de celos!".
   Como la humanidad está diseñada con códigos absolutamente masculinos, las mujeres vivimos en las nubes y caemos en la trampa de la discordia con total facilidad. Una mañana Rosalía encontró en la calle, sin proponésrselo, al esposo de su amiga del alma con quien tomó un café muy al paso y nada más pero, al hombre se le encendió la luz mala y ¿qué creen? de regreso a casa dio el gran golpe con una actuacióbn magistral:
   -A que no sabes. Tu gran amiga me mira como hombre. Hoy me di cuenta de las ganas que me tiene...
   ¡Y Mary  le creyó! y su vida finalmente terminó de la peor manera pero falta lo más importante: si alguien te separa o te aísla de tu entorno, y tus afectos, ¡cuidado! Podrías estar en serio peligro de terminar en las crónicas policiales como mujer golpeada,  secuestrada o víctima del trabajo esclavo.  Ser casada no significa renunciar a los seres queridos ni a nada que te interese. Quien te lo exija, o siquiera te lo insinúe, no es un amor: es un manipulador del que debes alejarte lo antes posible. En este caso necesitarás convertirte en tu propia libertadora y, si no puedes, pide ayuda.

viernes, 27 de noviembre de 2015

"La Traductora"

   En un importante congreso de pensadores organizado en la ciudad de Buenos Aires, la conferencia más esperada fue la de cierto intelectual que no hablaba castellano pero para ese expositor, como para todos los extranjeros, había  un traductor disponible.
   En un suceso como éste no se descuida ni el menor de los detalles para que todo salga como se espera. B.B. estaba encargado de ubicar a los notables en un semicírculo de asientos  ubicados en el costado izquierdo de los oradores que subirían al escenario. Aquellos asistentes especiales portaban una cinta en sus solapas que los identificaba y cada asiento tenía un cartel con el nombre del eventual ocupante es decir, la misión de B.B. no era muy sofisticada que digamos.
   Sin embargo, a minutos de iniciarse el congreso B.B. descubrió haberse equivocado con los asistentes especiales al advertir entre ellos a una señora que no portaba el distintivo que la acreditara como tal. Más temprano que tarde no iba a tener más remedio que molestar a esa persona tan mal ubicada nada menos que por él pero, ¿y si ella se resistía o provocaba un escándalo?... el atribulado colaborador de aquel congreso de pensadores no sabía qué hacer. Por suerte, no apareció el destinatario de la butaca en cuestión y todo parecía transcurrir como se esperaba. Cada especialista dio lo mejor de sí y sólo faltaba la conferencia del gringo acerca de algo tan misterioso, por muy cotidiano que sea, como lo es "El Señor Tiempo". A esas horas los organizadores del encuentro  ya podían felicitarse por el nivel de servicio que habían brindado a público tan selecto y B.B. se sentía a salvo de cualquier bochorno.Quien debió preocuparse por algo así fue la traductora del último expositor al enterarse de que no podía con él porque el señor no hablaba inglés; hablaba americano y ella no entendía ni jota. Al verla en semejante aprieto, una congresista se acercó para tomar el lugar de la traductora  oficial y todo siguió sobre ruedas. Esa "salvadora" no fue otra que la mismísima mujer colocada por error, por intuición, o simplemente por orden del cielo, en el preciso lugar donde debía estar la señora en ese momento y para tal cometido. Cuando el discurso del norteamericano estaba por finalizar, a un perplejo B.B. se le ocurrió abrir su carpeta para revisar el esquema de trabajo de aquel día y advirtió que no faltaba ninguno de quienes estaban destinados a los asientos especiales que se colocaron en el estrado. En el listado de esas personas figuraban todos tildados como presentes. Había sucedido, sin más ni más, que ¡una silla estaba de más! ¿La traductora providencial se había ubicado por cuenta propia?. No sólo no portaba distintivo alguno en su solapa: ¡no había mujeres destinadas a ese espacio! y el tontín de B.B. sin  advertirlo porque, extraviado en algún recodo de su  tiempo personal, el muy zopenco había estado ausente el tiempo necesario para que la señora arrimara un asiento y se ubicara de lo más campante donde debía estar.
  
¡Ah; pero eso no iba a quedar así! El asistente burlado tenía que hablar con la usurpadora aunque no supiera qué diablos decirle una vez que la tuviera en frente. Tal vez era bueno comenzar por agradecerle su brillante, oportuna, asistencia al orador para, recién entonces, reclamarle por la pésima actitud de colocarse en un lugar que no le correspondía pero... faltaba un detalle a tener en cuenta: nadie en el universo podía hacer semejante cuestionamiento y mucho menos él que se distrajo sólo para dar un paseo por la cornisa peligrosa de una fracción de segundo olvidable. Sí; B.B. no había sido lo eficiente que se esperaba pero, así y todo, la traductora del salvataje no dejaba de ser una desubicada y el distraído crónico la hubiese puesto en su lugar de no haber ocurrido otra extraña situación: la muy pícara, al pasar cerca de B.B. cuando se retiraba del salón de conferencias, lo buscó con la mirada porque aún le quedaba por hacer algo tan importante como guiñarle un ojo con picardía y regalarle una sonrisa cómplice. Faltó que le dijera (tal vez lo hizo en secreto):
   -¿Qué tal bebé?
   -Es una reina -admitió mi amigo casi sin decírselo  y ahí nomás decidió olvidarse del asunto hasta que se le antojó permitirse una nueva escapada por el tiempo... y correr a contármelo. 
 

viernes, 20 de noviembre de 2015

"Niño Solo"

   No hace mucho, en un encuentro de muy  amigos donde estaba tácitamente prohibido hablar de política, asomó el tema de los hijos con el que casi todos se sintieron a sus anchas hasta que alguien tiró la piedra del escándalo al decir que la maternidad no estaba en sus planes. En el acto apareció la inquisición para maltratarla: por qué, por cuánto, desde cuándo y toda la sarta de imbecilidades que acarrea la copa extra.
   -¿Por qué no quieres tener un hijo?
  -¡Mirá si sale como vos!... y por ese orden hasta que terminamos todos muertos de risa por ser tan estúpidos y recién a la hora de las tizanas pudimos tocar el tema con cierta cordura.
   El hecho es que, por las razones que sean, mucha gente no se siente atrída por la idea de tener descendencia. Hace mucho tiempo que las niñas ya no juegan con muñecas porque ahora no se promociona el rol de la maternidad y los varones no están tan orgullosos de serlo desde que perdieron poder en todos los rubros empezando por aquél que lo imponía como único gran proveedor. Hoy el tema de la igualdad es dicil para ellos y ellas. Todavía queda mucho por armonizar lo cual recién sucederá ese día en el que doña Realidad nos diga ¡basta! Por ahora no sabemos qué hacer con nuestros mayores y nos está empezando a preocupar la escasez de niños porque significa ausencia de mano de obra barata en el futuro. Por ahora, no está culturalmente impuesta en todas partes la planificación familiar y mucho menos la procreación responsable cuando es la primera vez en nuestra historia que podemos manejar el tema sin demasiados riesgos y hasta sin costos.
   El deseo de tener hijos es tan legítimo como el de no tenerlos pero estamos frente a un gravísimo problema los humanos: somos mucho más tontos de lo que suponemos. Cuando no somos físicamente aptos para procrear no estamos siempre abiertos a la adopción; cuando deseamos adoptar un niño las leyes no siempre son amigables con esta posibilidad y cuando somos padres con frecuencia lo último que se nos ocurre es llegar a serlo porque lo que queremos es ser amigos de nuestros hijos  así podemos prestarnos la ropa y cada uno hacer "la suya" es decir, cuando se trata de la vida del hijo Dios dirá. Se le ofrece casa y comida, se lo manda a la escuela, el fin de semana se le da un dinero sin saber qué destino tendrá y, salvando a los padres a la antigua que todavía son muchos por suerte, hoy ser padres va dejando de tener importancia al extremo de que ya es habitual enterarnos de que un recién nacido fue tirado como un desecho a la basura. Que una perra haya dado cobijo en su guarida a un bebé abandonado, y que el calor de sus cachorros salvara una vida humana, nos parece una noticia más sólo que no lo es.  Esta no es una simple lamentable información: es un drama de la involución humana incapaz de seguir de cerca a la evolución científica y tecnológica. Al espíritu de la raza humana le está quedando demasiado grande el coeficiente intelectual de esta época. Lo que mejor hacemos es atentar contra la vida ya se trate de la nuestra o las ajenas que no lo son tanto porque "Yo Soy Tú".
   En el año 2014, en la ciuidad de Buenos Aires, se registró el abandono de veintiocho recién nacidos que fueron hallados en la calle, baños públicos o contenedores de residuos. Por lo general los dejan con el cordón umbilical y la placenta en una bolsa de plástico hasta que el cielo los asiste. En la provincia de Buenos Aires, también en 2014, ciento treinta y tres menores de un  año fueron abandonados en la calle y no quiero olvidarme de muchísimas mujeres que van a los juzgados para renunciar a la maternidad o declaran en los hospitales que ofrecen sus hijos en adopción. Sé muy bien que hace falta mucho amor para desprenderse de un hijo cuando no se lo puede mantener pero, al paso que vamos, el abandono al que serán sometidos los niños -y los mayores- muy pronto será una práctica habitual en nuestras presumidas sociedades que tanto corte se dan con el "progreso".
   Después de considerar estos datos de la realidad, quien no se siente capaz de ejercer una paternidad  o maternidad responsable, y no tiene hijos, es una excelente persona y aquellos que sueñan "con una mesa llena de chicos" y se consagran al duro trabajo de formarlos, debidamente, son más excelentes todavía porque honran al género humano.
   Mi falta de pergaminos y de interés personal para ser juez es algo que acredito permanentemente pero, tratemos de recordar al gran amor de George Sand, Alfred de Musset, diciéndonos al oído su romántica lección:





viernes, 13 de noviembre de 2015

"Armas Poderosas"





 





Un capítulo de mi libro "El país de los hombres......."
  
   Ahí estaban sus manos resecas a las que no había protegido como a su cara, ni les había colocado coraza como a su ser interno para que no lo hicieran sufrir. Simplemente las había dejado dar y a la hora de volver a considerarlas ya casi no le pertenecían lo mismo que las pasiones  en franca retirada porque su estado de ánimo comenzaba a manifestarse como una somnolencia muy dulce que invitaba al descanso. Sí. Había que detenerse. Pero como tadavía faltaba una revisión detallada, la mujer de los mil años con su risa sanadora, y sus pupilas dilatadas, al cabo de mucho lidiar en tan fantástico país comenzó a recorrerlo por última vez.
  Ahí estaba el salón de su última conferencia cerrándose a sus espaldas cuanto antes para no dejar escapar ni una de sus palabras finales mientras que las otras quedarían bien guardadas en sus libros. Sí. Claro. Sus palabras. Sus únicas pertenencias de lujo que habían sido mil veces más valiosas que el dinero y muchísimo más poderosas que un arma nuclear. Pensándolo bien ¡qué rica había sido Agustina! y ella... sin saberlo. Recién a última hora podía comprender que si de veras había sido invencible, o muy peligrosa para tantos, había sido gracias al privilegio de haber podido empeñarlas, gastarlas a voluntad, repartirlas y, en suma, poder contar con ellas en todo momento. Era un hecho indiscutible que Agustina había hablado siempre de más lo cual no era extraño en quien lo de quedarse debiendo no había sido -ni en sueños- la característica más sobresaliente de su personalidad. 
   Lo cierto fue que recién al final de los siglos se percató de que la buena (y la mala) palabra le habían permitido alcanzar una solvencia personal formidable que, escondida para ella, nunca pudo ser utilizada por las hormigas que corrían por su sangre con intenciones inconfesables. Eran sus genes -claro- los portadores de tendencias tan peligrosas como la de no poder quedarse callada al menos por una vez.
   Agustina nunca se había detenido a pensar que las palabras habían sido las únicas herramientas que pudo llevar al país en el que nunca se le informó, naturalmente, acerca de las luchas descomunales por confiscárselas. Pero al final lo supo para que supiera, además, que escribir no había sido una borrachera. Había sido uno de esos oficios que uno no recuerda haber deseado dominar pero que, una vez aprendido, no se nos permite dejar de ejercerlo  -ni siquiera desatenderlo- porque la vida se reserva el derecho de cobrar sus enseñanzas con el trabajo del aprendiz. Si hay una empresa que exige producción calificada ésa es la vida aunque se instale en un país de fantasía donde las calles no lleven a ninguna parte por bordear el infinito.
   Desandarlas fue tomar debida nota de incontables pasos innecesarios que debieron pertenecer a algún ritual apócrifo de los miles que circulan entre fantasmas. Agustina era alguien que había tenido caídas innumerables por andar demasiado y con premura pero, además, porque nada de su historia personal pudo ser modificado mientras se ocu de hacer lo que se esperaba que hiciera en beneficio de los hombres sin cabeza que no pueden saber lo que es la gratitud desde que no tienen memoria. De todos modos lo del recuerdo  no es tributo para augustas. Para personas así existen la tramposa admiración, las obligaciones, la ingratitud, la envidia, los proyectiles que nunca las alcanzan y la sombra cada vez más grande de la montaña de caídos en la lucha estéril por destruirlas. Vencidas al principio, vencedoras al fin, muchas veces tienen como única recompensa la de un compañero enamorado a quien poder pasar a buscar en cualquier momento, con cualquier excusa, en el primer barquito tripulado por la imaginación de un chico que pase por el río que improvise la lluvia en la cuneta y, como siempre, con una propuesta inusual:
   -¿Vienes? Te lo prometo a Dios porque te prestaré mis ojos para que puedas verlo o, si quieres, voy a darte entrada libre a la ciudad de mis duendes ¡Cómo! ¿Que no? Bueno, mi lindo Luis, soy un hada más que tira al río su varita.
 
 
 
 

viernes, 6 de noviembre de 2015

"Martina y Las Violetas"

Congreso de la Nación
    Hay personas que, sin haber recibido una capacitación extraordinaria, lo mejor que saben hacer es el milagro cotidiano de alimentar bien a sus hijos, por dentro y por fuera, hasta hacer de ellos magníficas personas como lo consiguió Martina, madre de un excelente cirujano y abuela de Florencia quien, muy próxima colega de su padre y a pesar de cierto apuro por formar una familia, no economizaba las visitas a su abuela por quien sentía devoción. Tomar el té con "Abu" era una fiesta para Florencia porque todo era motivo de risa -y de jolgorio- y cuando había que hablar en serio, la sabiduría de los años se imponía a la impaciencia de la juventud. Cierta día, Martina cayó en la cuenta de que estaba cumpliendo un año de encierro en su casa. Primero por el post operatorio de una intervención quirúrgica y después, por su pésima relación con el invierno. Pero ya estaba bien instalada la primavera y Martina se dio permiso para tener un antojo:
   -Tengo ganas de ver cómo está Buenos Aires. Cómo me gustaría pasear por los lagos de Palermo. ¿Cuándo podrías acompañarme? 
   -Mañana mismo-Respondió su nieta en el acto y acordó con la asistente de su abuela los detalles necesarios para salir de gira por la ciudad.

Una vista de los Lagos de Palermo
   Lo primero que quiso hacer Martina fue saludar a su mejor amiga, dueña de una tienda del barrio. Lo siguiente ir a visitar al Padre Miguel en la iglesia de Don Bosco, donde se había bautizado, confirmado y casado su hijo Daniel. Florencia estaba tan encantada con el paseo que filmó a su abuela en Plaza de Mayo; dando de comer a las palomas junto a la fuente del Congreso; en el Planetario; en el monumento en honor a los españoles y, llegado el mediodía, hubo picnic en el rosedal de Palermo con todas las de la ley  es decir, con pastel de manzana incluído. Cerca de las cinco de la tarde Martina, atenta a los impulsos de su corazón viajero, invitó a tomar el té en "Las Violetas" de Almagro y allí pasaron una tarde inolvidable. En la primera mesa donde Martina posó la mirada descubrió a una vecina muy querida con quien no se veía desde "hacía siglos". No terminaron los abrazos cuando se acercó uno de los mozos para preguntar:
   -¿Y a mí no me saluda?
   Era un ex compañero de su hijo en la escuela primaria. Otra emoción y fueron más porque, en plena ceremonia del té, el florista de la esquina le alcanzó un ramo de su flor preferida, unos crisantemos en su mejor momento, que le hacía llegar otro vecino de mesa en quien Martina no había reparado: su peinador de toda la vida.
   -Pobre Racing, Pablito
   -No hay mal quqe dure cien años- la consoló el muchacho que ya peinaba canas.
   -Ni tonto que lo resista, completó Martina encantada de hacer sociales en tan linda tarde de octubre. Como si hubiese sido poco, la casa invitó el té en honor a tan asidua concurrente de otros días cuando "Las Violetas" era, como lo es hoy para muchos porteños, el rincón más cálido de la ciudad hasta el punto de imponer frases como: "vengo de violetear"
Rivadavia y Medrano
    Martina no se marchó de este sitio emblemático de Buenos Aires sin dar una mirada enamorada a sus vitrales y nuevamente en casa se le dio por patear los zapatos con tanta energía que por poco no perfora el cielo raso de su linving. El trámite siguiente, y urgente, fue ponerse el camisón, meterse en cama y algo más:
   -Ven pichona -le dijo a su nieta- Muchas gracias por este gran día. ¡Lo necesitaba tanto! pero quiero decirte algo: a esta edad lo único que uno hace es dar trabajo. Hoy tenías que salir con tu novio; no precisamente conmigo y si hay algo que NO ACEPTO es ser un  paquete al que hay que llevar de aquí para allá. Todo lo que debí hacer ya lo hice... si hasta pude darme el lujo de este paseo espectacular con mi nieta tan buena, mi querida, tan bella persona...
   -El cansancio te hace decir pavadas abuela -la interrumpió Florencia con  un nudo en la garganta y siguieron sus palabras cariñosas que le iba dictando el corazón pero,  su abuela ya no podía oírlas. Sencillamente, y por propia decisión, había dejado de ser un bártulo.


viernes, 30 de octubre de 2015

"Pacto Secreto"


Introducción de un ensayo acerca del amor que compartí con Nico Rizzo en su programa "Letras Libres" de radio "Ahijuna" FM 94.7 de Bernal, Buenos Aires, Argentina.

    Quisiera ser la última primavera reencarnada este septiembre, la mariposa más fugaz o un chocolate... pero no; mejor voy a convertirme en un caminito nuevo para olvidarme de que ya hice muchos pasos.Ya no quiero ver más esa caja negra -y fea- eternamente llena de esos cachivaches que  deben llevar siempre los médicos a cuestas. Ya no quiero comer el postre a solas ningún día y menos el "domingo de la madre" ni quiero sentir miedo cuando llueve como esta noche y se me ocurre que, sabiendo que no estás, puede venir un asesino a echarme abajo la puerta sin que nadie me escuche gritar, o un gigante de ojos azules de algún otro planeta que, aún sin proponérselo, podría eliminarme en un instante. ¿Tienes para anotar?: necesito un compañero de compras al que le gusten los colorinches y las sonrisas, como a mí, y que también sea amigo de mi amigo que vende caramelos en la esquina y quiero un padre -como era el mío- que en las noches de tormenta encendía todas las luces, revisaba todas las puertas y me guardaba como a una pobre cosita en sus brazos hasta que enmudecía el cielo...
   - Más rara que no sé qué...
  - Necesito,además, un hombre evolucionado a quien no haga falta explicarle mis antojos ni mis penas. Tal vez de pronto podrías aprender a adivinarme o, a lo sumo, escucharme con la atención que dedicas a tus pacientes...
    - Mujer injusta, ingrata, insoportable, insaciable...
   - No me lo digas todavía porque me hablaba en broma o, si prefieres, inventaba este desencanto porque hace tiempo que no tengo ninguno o declamaba estas locas mentiras a modo de sortilegio para que no vaya a dejar de ser cierto aquello de que soy tu mujer fatal. El hecho de que más de uno me suponga desgraciada, por ser la última a la que atiendes en el día, seguramente se deba a que nadie tiene por qué adivinar que soy la primera a la que entiendes cuando tengo la casa poblada de lunas o el cuerpo lleno de soles y es más: la gente no debiera enterarse de que yo tengo con el mundo el pacto secreto de compartirte desde que a nadie podré disputarle jamás la cuota de amor que decidas darle. Por esto, y por todo, si esta noche no estuvieras conmigo -aunque la paciente más grave del mundo fuera yo- yo seguiría deslumbrada por la estrella que elegiste. Me llena de orgullo que me hayas encontrado ¡capaz! de ayudarte a repartirla entre las noches más noches de los seres y será por eso que hasta el último aliento alcanzaría a prometerte, como ahora te prometo, que un día de éstos voy a agasajarte publicando, en todos los idiomas de la tierra, "EL ARTE DE QUEDAR SIEMPRE BIEN CON TODAS LAS MUJERES QUE ME HABITAN".

viernes, 23 de octubre de 2015

"¿Meditamos?"

  
   En el trayecto que va desde mi barrio al microcentro porteño, cómodamente instalada en un colectivo urbano, termino de aprobar mi post grado como decorosa, calificada y muy eficiente apariencia humana. Indigna condición, por cierto, pero no demasiado porque nada es lo que parece. Simplemente  sucede que, por el momento, no quiero saber nada de lo que sucede a mi alrdedor y cierro los ojos para intentar una visualización que me enseñó Mariló López Garrido en su programa radial de la medianoche. Está inspirada en una carta del Tarot y en mí funciona como una llave que me abre las puertas de mi verdadero domicilio que no figura en ningún directorio de este mundo porque se encuentra, a buen recaudo, en algún lugar del universo que ni yo sería capaz de señalar pero, allá voy:
   "Gran avenida bordea el río de un pueblo antiquísimo. Es amplia, soleada y en su primer tramo se deja ver un pequeño carruaje romano aguardándome. Tiene una capa violeta acomodada en su respaldo y sobre ella una corona y un cetro. Alguien me ayuda a abordarlo. Ya revestida con los atributos que encuentro, que son los propios de un "alma viviente", tomo las riendas de los dos caballos blancos que esperan mi orden para ocuparse de trasladar el carruaje sin esfuerzo. Comienza mi viaje hacia la luz. Puedo escuchar el paso seguro de los animales briosos que me conducen y hasta soy capaz de percibir una brisa deliciosa acariciándome la cara. Me encanta observar esa hilera de palmeras que se pierde en el infinito y es natural que "todo el universo me acompañe" es decir, conmigo marchan de buena gana las estrellas, las lunas, los planetas, las nubes de todos los colores, las dimensiones habidas y por haber, la chatarra espacial, los agujeros negros en frenética actividad, el Verbo que ondula por el cielo susurando nuevas y viejas creaciones. Los cascos de los caballos ya no resuenan sobre el empedrado porque estoy desplazándome sobre una cinta de luz que me lleva hacia un portal que para mi comprensión es un arco iris sobre un fondo de luz..." Puedo comprender que llegaré hasta donde alcancen mis merecimientos y soy feliz como no lo he sido por muchísimo tiempo... toda una experiencia secreta formidable hasta que una mano en el hombro me estremece: mi compañero de asiento necesita descender. Al tiempo que me pongo de pie para darle paso  lo bendigo en mi corazón por haberme sacado de mi paseo cósmico en el preciso momento en el que yo también debo descender.
    Aún allá estamos aquí con los guías siempre atentos a nuestras diligencias terrenales. Ellos no son seres alados, ni etéreos o ideales, son simples instrumentos en el laboratorio de la vida  como lo es cada ser en cualquier papel y  circunstancia que decida el universo (o el cielo o el venerable dios de tu conciencia).

viernes, 16 de octubre de 2015

"Nosotras"

    En el tradicional barrio "Miraflores" de la ciudad de Lima, Perú, infinidad de veces Silvia ha bajado casi en vuelo las escaleras de su casa con su pequeño hijo en brazos. Al tratarse de una región establecida sobre el límite de placas tectónicas, no sorprende a nadie cada vez que se moviliza y pone a prueba los reflejos de su población Pasados los temblores hay diálogos como éste: 
   -¿Tuviste miedo Martín?
   -No porque mi mamá me  llevó a la planta baja. Yo no sentí nada.
   -Ah!!! tu mamá es antisísmica...
   A este niño terminaban de decirle una  verdad: las mujeres, sobrevivimos a cuanto terremoto -o catásatrofe- debamos afrontar. ¿Acaso los hombres no? Sí. Claro. Por supuesto. Pero nosotras lo hacemos casi siempre, como Silvia, en soledad porque si hay algo socialmente desdibujado es el sexo femenino. Somos apenas perceptibles como madres y sólo durante algún tiempo seremos observadas con interés si somos bellas. La soledad en las luchas de las mujeres, como las madres del Paco en Argentina, también podría deberse a que nosotras no contamos con ese sentimiento de cofradía que se advierte entre varones. Ese razgo ancestral, producto de la época del cazador acentuado en el ejercicio de la guerra, es un escudo protector con el que los hombres pueden contar en el incosciente colectivo en tanto que las mujeres no lo tenemos porque nunca fuimos socialmente importantes en comunidad ni siquiera en la familia donde, hasta no hace mucho, fuimos tan subordinadas como los hijos frente a la autoridad del hombre. 
   Hoy somos desde empresarias hasta jefas de estado pero, en la cara oculta de la mayoría de las sociedades, estamos solas porque no se nos toma en serio como si fuésemos subhumanas: el oficial de justicia no nos quiere recibir una denuncia por malos tratos y simula sospechar de la víctima preguntándonos:-¿Y Usted qué hizo? (defendiendo de antemano al golpeador futuro asesino).
   La subestimación hacia la mujer es práctica sistemática en muchas partes del mundo y nosotras, eternamente ingenuas, colaboramos bastante cuando festejamos chistes adversos a las suegras o cuando aprendemos canciones que nos denigran sin piedad. Hay letras  que ninguna mujer despierta debiera aplaudir como aquélla referente a que "la cosecha de mujeres nunca se acaba" como si la hembra fuese un vegetal. Un viejo tango formulaba la siguiente pregunta: "quién sos que no puedo librarme/muñeca maldita/ castigo de Dios" y ¿qué tal con la letra de "Angélica?": "si un águila fue tu cariño/paloma mi pobre alma/ mi corazón en tus garras sangró y no le tuviste lástima". ¡Cuidado! si no somos verduritas somos fieras cuando no se nos ningunea de frente mar en "Amor Salvaje" donde no hay reparos para decir: "la llevé sin preguntarle ni su nombre..." ¿Para qué? la mujer sigue siendo, en la cabeza de mucha gente, una cosa que vale casi nada. ¿Exagero? No señor.
   Durante la segunda semana de Octubre de este 2015 se registraron nueve víctimas de violencia de género en Argentina:
    Julieta Mena de Ramos Mejía                        -Buenos Aires-
    Rosario del Cármen Salinas de Mar del Plata   -Buenos Aires-
    María del Rosario Diaz en Pergamino              -Buenos Aires-
    Marlene Carrumán López                               -Mendoza-          
    Sandra Elizabeth Costantópulos                     -Mar del Plata-
    María de la Cruz, en Bariloche                        -Río Negro-
    Daiana Luisa Rodriguez en Cármen de Areco     -Buenos Aires-
    Claudia Sposetti en Mar del Plata                   -Buenos Aires-
   Silvia Barba en mi Tartagal, Salta, muerta a escopetazos en presencia de sus hijos para dar por finalizada una discución. Sí. Ya sé desde el génesis estamos en falta y mucho antes cuando la mitología griega hizo responsable a Pandora de todos los males de la humanidad (la primera Eva en realidad) Miren desde cuándo proviene el machismo. Sí. Ya sabemos pero... tenemos que comprender que el trabajo por la valorización de la mujer es de todos los días  y que se inicia en el hogar como tarea que corresponde exclusivamente a nosotras porque los hombres, si no lo hicieron en tantos siglos, no van a darnos una mano ahora  irritados como están por nuestro protagonismo -salvo excepciones- De modo que, estemos atentas y cuidemos el pellejo: ¿Qué decimos? ¿Qué hacemos?  ¿Qué enseñamos? ¿Qué soportamos?)¿Qué ejemplos damos? Cada una sabrá qué estrategia adoptar. Hoy la mía, muy infantil pero por éso muy positiva, es decir con el poeta:

             NO PEGUES A LA MUJER NI CON EL PÉTALO DE UNA ROSA       
                

   

viernes, 9 de octubre de 2015

¿Creer para ver?

  






 Un adelanto de: "El Señor de Sumalao"







   Cerca de las tres de la tarde, cuando la sombra de su casa ya iba por la mitad, Estefanía vio aparecer por el camino nuevo nada menos a la mismísima virgen María. Le costó convencerse de que aquello no era un espejismo y  que esa aparición se encaminaba hacia ella pero, en cuanto la vio avanzar decidida la niña terminó con la tranquilidad de la siesta sagrada:
   -¡Vengan! ¡Viene una virgencita! 
   Todos dieron un brinco y, lo más extraño, salieron en tropel a recibirla con la mayor naturalidad. Epifanía estaba al tanto de las amistades importantes de sus padres pero nunca había imaginado que tales relaciones llegaran hasta el cielo.
   La visitante sonreía como todos los mortales, parecía sedienta y al caer rendida en el primer sillón de mimbre que encontró, en la galería grande, agradeció el vaso de agua con una extraña manera de arrastrar las eres y las eses.
   - En el cielo deben hablar así- se dijo Estefanía y como nadie reparaba en Ella, aprovechó para salir en busca de Florico. Con total seguridad Él iba a sacarla de dudas por muy ocupado que se encontrara en el desensilladero.
   -¿También sos amigo de la Virgen?
   -No es una virgen -tonta- es una Hermana
   Ahí sí que la terminó de componer porque recibir la visita de la madre de Jesús, retratada en las estampitas de su mesa de luz y representada en las imágenes de toda la casa, y que así como así terminara siendo hermana de una... ya era el colmo.
   -Vamos. Vamos -se molestó el chango.- ¿se puede saber qué diablos estás haciendo aquí? 
   Sin dudas Florico no tenía respuestas para Ella así que siguió en carrera hasta la casa de Mercedes (a unos doscientos metros).
   -Tenemos una hermana que es una virgencita bien bonita. ¿La quieres ver?
   Cuando la Monja Celestina -toda de blanco y ya algo recuperada de la insolación- descubrió a las nenas, espiándola, desde luego preguntó por ellas.
   -Son mi hija y mi ahijada. Acérquense a saludar a la Hermana- Ordenó Churita.
   -Hola hermana- Dijo Mercedes con gran desparpajo acostumbrada a que le aparecieran hermanos como por arte de magia y además, porque esa virgen le pareció una persona digna de confianza...
   Epifanía apenas si pudo hacer algo así como sonreír ya que no: no podía ser su hermana aquella visión del camino por mucho pellejo y huesos que tuviera. Estaba bien que la hija de los Valdés fuera su hermana del corazón pero aquella especie de señora caída del cielo, a la hora de las lagartijas, no podía tener ningún parentesco con Ella. Mirándola bien, era una mujer vulgar y silvestre si bien...¿por qué se vestiría de virgen? La nena, en su desconcierto, la observaba sin abrir la boca y preguntándose de qué color sería su pelo (si acaso lo tenía). Aquella tela tan dura alrededor de su cuello debía incomodarla enormemente para masticar en el supuesto caso de que la madre de Dios necesitara comer algo o que en el cielo hiciera falta alimentarse.
   Acorde con la modalidad del siglo pasado, y sobre todo en el campo, los bajitos debían limitarse a responder aquello que los mayores preguntaban: nombre, edad, grado, cuántos dientes entregados a los ratones... y si las niñas fueron absueltas de semejante interrogatorio, imbécil, fue porque ya tenían siete años si bien, por esa razón, la hija de la dueña de casa se atrevió a lo inimaginable:
   -Señora. ¿Usted es mi hermana?
   -No es una señora- La avergonzaron varias voces al unísono.
  -Estas chicas, Hermana, son capaces de enloquecerla. Sucede que nos visitan muchos sacerdotes pero, Ellas nunca vieron a una religiosa- Explicó la señora Maurín acalorada.   
   -Qué pureza -mi Dios- Estas nenas son dos "rotas" (por rosas). Nosotras, hijitas, dijo la Hermana Celestina dirigiéndose a las niñas: ya conversaremos largo y tendido pero, ¿qué les parece si antes conversamos con el Señor de Sumalao?
   Eran las cuatro de la tarde de un martes muy parecido a un domingo puesto que, en cuanto la visita fue descubierta dirigiéndose a la Capilla, nadie quiso quedar afuera salvo el dueño de casa y su ayudante que, locos de contentos con la excusa de salir en busca de los misioneros varados a tres kilómetros de "Las Cantoras", se las tomaron inmediatamente. Si la Monja había porfiado por ser  Ella quien saliera en busca de ayuda fue nada más que por ofrecerle una flor, o  un sacrifico, a la virgen porque su fe era tan grande como contagiosa y tanto que, aquella misma noche, después de rezar con mamá.
   -"Con Dios me acuesto. Con Dios me levanto. Que la Virgen me cubra con su divino manto..."  Epifanía dio una primicia mundial:
   -Cuando sea grande, yo también voy a casarme con Dios.